With or without you
U2 (The Joshua tree)
Le conocí enamorado. Y sigue enamorado. Tiene en la mirada la tristeza de una batalla y la ilusión de un niño y en sus oídos cientos de canciones que le recuerdan a ella. Lleva enamorado el tiempo suficiente como para saber que nunca estará a su lado.
-Le diría tantas cosas, muchacho, que siempre, al final, me quedo callado mirándola a los ojos.
-Y ella ¿qué dice?- le pregunté.
-Vayamos a casa, te invito a una copa- y así zanjó la conversación.
Por lo que le conozco, le falta valor y le sobra caballerosidad. Intimista y reservado, nunca revela la talla de sus calzoncillos ni el color de su corazón. Acapara en su apartamento un gran número de cartas sin mandar, hojas arrancadas de libros de poesía, miles de discos y algún centenar de casetes. Mientras me dice que vaya sirviendo la bebida, él rebusca entre los discos, abre y cierra cajas, desentierra alguno de entre las cartas, rescata otro perdido tras la cajonera o debajo del sillón.
-Aquí está, escucha.
Le observo detenidamente. Estudio la delicadeza con que manipula el disco, y luego, veo como mira por la ventana, con la mirada perdida, sonriendo, como si de verdad ella pasara, en ese preciso instante, por la calle.
Y mientras él bebe un gin-tonic y yo una cerveza U2 suena con el volumen idóneo para que me pueda contar cada uno de los detalles de aquella chica. Incluso el color de la tiranta del sujetador cuando ella llevaba camiseta de tirantes.
-Dios Santo muchacho, aquella tiranta negra debía ser la mismísima autopista al paraíso.
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